¡Amados y llamados!

Decididos a seguir a Jesucristo asumiendo el llamado que recibimos mientras andamos por el camino de la conversión.

Sabemos que es posible hacer de la fe el eje de la vida y principio de coherencia en un mundo cada vez más secularizado

si ponemos a Dios como prioridad en nuestras vidas y respondemos cada vez con mayor generosidad a la mirada que nos

ha dirigido y si nos dejamos inspirar, mover y guiar por el Espíritu Santo. En otras palabras, queremos asumir el llamado a

ser "sal y luz" en el mundo actual, permaneciendo a los pies del Maestro para escuchar y hacer nuestra su doctrina, para seguir

sus pasos y vivir de acuerdo con los valores del Evangelio que nos propone. Asumimos también la meta que nos señala y la

invitación que nos dejó para ser fermento de una nueva civilización donde el encuentro entre Dios y los hombres sea cada vez más posible.