Su ministerio sacerdotal lo ha llevado a compartir la Buena Nueva más allá de nuestras fronteras y a través de diversos medios de comunicación ha ido haciendo eco de la Palabra que salva, dejando claro en cada mensaje que sólo en Dios encontramos la senda de la verdadera felicidad.
Agradecemos al Padre Ismael por hacer vida los versos del salmo 118: "Tu Palabra me da vida, ¡en ella esperaré, Señor!" (salmo 118).
"No se enciende una lámpara y se pone debajo de un almud" (Mt. 5, 15).
